No puedes evitarla, ella siempre está allí, a tu lado, abrazándote, acompañándote, cuidándote o vigilándote. Ella es parte de tu mente, de tu manera de pensar, ella no simboliza tus pecados, ella encarna tus errores, tu vacilaciones, tus miedos, tus huidas. La desprecias y no te das cuentas que con despreciarla te desprecias a ti mismo, pobre ególatra, pobre peatón, pobre bípedo...